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lunes, 19 de septiembre de 2016

El maltrato animal como iniciación a la violencia social

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“Llegará un día en que los hombres conocerán el alma de las bestias y entonces matar a un animal será considerado un delito como matar a un hombre. Ese día la civilización habrá avanzado”. Leonardo Da Vinci 

“Cualquiera que esté acostumbrado a menospreciar la vida de cualquier ser viviente está en peligro de menospreciar también la vida humana”, Albert Schweitzer 

La antigüedad del hombre se sitúa entre los 140.000 y los 200.000 años, durante todo este tiempo el hombre ha ejercido la violencia por diferentes motivos (alimento, sexual, lindes, religión, etc.). Actualmente vivimos en un clima de inseguridad e incertidumbre en la que la violencia se ve de manera constante, expresándose de formas distintas pero relacionadas entre sí. A diario vemos en los medios de comunicación hechos dramáticos que nos preocupan y conmueven.

Hace aproximadamente 33.000 años se produjo la primera domesticación semivoluntaria; el lobo se convirtió en perro -como así lo atestiguan los últimos estudios paleontológicos realizados tanto en cueva Razboinichya en los montes Altai (Siberia) como en la cueva Goyet (Bélgica)-. Posteriormente vendrían otros animales, caballos, corderos, gallinas, etc. Esta domesticación ha producido una mal entendida superioridad del hombre frente al animal lo que supone que si la jerarquía humana genera violencia entre los hombres, esta se justifique frente a los animales.

Es por todos conocido el dicho “la violencia genera violencia”. En un estudio realizado en Estados Unidos, se concluyó que todos los asesinos en serie tienen antecedentes de maltrato animal, lo que no quiere decir que todos los maltratadores de animales se vayan a convertir en asesinos en serie.

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El maltrato animal no solo predispone a la violencia social, además es una consecuencia de ella y forma parte de ese encadenamiento de violencias que alcanza a todos los individuos de la sociedad.

Debemos contemplar la violencia como acto intencional de carácter único, recurrente y cíclico, con la intención de dominar, controlar, agredir o lastimar a otros. Normalmente es ejercida por personas de mayor jerarquía o poder en cualquier forma de convivencia, inhibiendo el desarrollo de aquellos sobre quienes se ejerce y llegando a causar daños irreversibles pudiendo ser esto desde ofensas verbales hasta el homicidio.

Como podemos ver, la violencia siempre va dirigida al más débil siendo estos ancianos, mujeres, niños y, en el ámbito familiar, los animales de compañía.

El maltrato animal es muchas veces tolerado por aquellos que lo ven, minimizando sus causas y efectos, restándole importancia pues, al fin y al cabo, “son animales”. 

Padres, educadores, la comunidad y la sociedad en general deben hacer un esfuerzo para la detección, prevención y tratamiento de la violencia hacia los animales puesto que estos están directa o indirectamente relacionados con el ser humano en un nivel de inferioridad dentro de la escala evolutiva lo que nos hace responsables de su bienestar. Si realmente queremos combatir la violencia, una parte de nuestra lucha consiste también en erradicar el maltrato a otros seres vivos.

Es mediante la educación cuando establecemos valores y patrones de comportamiento. Nuestros hijos adquieren unos principios morales y éticos imitando a los modelos que tienen a su alrededor.

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Esta violencia hacia los animales puede alertarnos en relación con la violencia intrafamiliar, ya que la crueldad hacia los animales y la violencia humana tienen, como ya hemos visto, una relación directa.

Quién abusa de un animal no siente empatía hacia otros seres vivos y tiene mayor riesgo de generar violencia hacia otras personas. Un niño que nos habla de maltrato a su animal de compañía, puede estar hablándonos también de su propio sufrimiento. 

Para conseguir que el niño se porte bien, evitar que hable de los abusos que sufre, etc., algunas veces se le amenaza con lastimar a su mascota. De esta forma, el niño se acostumbra a la crueldad aprendiendo el comportamiento con lo que será muy probable que de adulto se convierta en padre abusivo que a su vez transmita este aprendizaje a la nueva generación.  

Como conclusión podemos ver la necesidad de realizar un esfuerzo multidisciplinar para prevenir el maltrato animal para conseguir que este no se transforme en violencia social. En este sentido se van dando pasos. Unos más largos como el realizado desde principios de este año por el Federal Bureau of Investigation (FBI) contemplando el maltrato animal como un delito contra la sociedad dada la importancia de la naturaleza del delito en sí, y su asociación con otros crímenes violentos como violencia de pareja, agresiones sexuales o maltrato infantil. Otros más cortos como la última reforma del Código Penal español en la que el maltrato animal ha pasado de ser una falta a contemplarse como delito menor. 

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